martes, 2 de diciembre de 2014

AVISO


Un total de 142 trabajos, provenientes de 15 países, fueron recibidos para la III edición del Concurso de Microcuentos "Lebu en pocas Palabras", que organiza el Club de Amigos de la Biblioteca de Lebu Samuel Lillo Figueroa gracias al patrocinio la Municipalidad de Lebu. La convocatoria cerró el día sábado 15 de noviembre a las 23:59, hora de Chile continental; cierre no exento de problemas, principalmente con el servidor y el equipo en el cual se almacenan los trabajos y por el cual damos las disculpas del caso.

Asimismo, y de acuerdo a lo anunciado con antelación, nos corresponde entregar la nómina de las personas responsables de evaluar cada uno de los trabajos llegados a concurso, proceso que se inició durante noviembre y se prolongará hasta finales de este mes y principios de enero. La fecha prevista para la publicación de los resultados será el 15 de enero, a través de este blog y otras instancias que los organizadores estimen.

JURADO

Viviana Flores, narradora y poetisa. Profesora de Lenguaje y Comunicación de la Escuela Rebeca Castro Araneda de Lebu, y Profesora Guía de los Talleres Comunales de Lenguaje de Segundo Ciclo. Ha sido integrante del panel de jueces de este certamen en sus versiones anteriores. Ha sido publicada en España, en una antología literaria editada en papel y en algunas redes sociales.

Marcela Mariqueo, cuentista, poetisa y cantante. De profesión Diseñadora Industrial, actualmente cursa la carrera de Psicología. Se ha desempeñado como encargada cultural de la Gobernación Provincial de Arauco y de la Municipalidad de Lebu. Algunos de sus microcuentos y poesías han sido publicados en España y en varias redes sociales.

Nazareno Medel, cuentista y poeta, especializado en literatura fantástica y gestor cultural. Licenciado en Antropología; cuenta con varias investigaciones relacionadas con el rescate del patrimonio inmaterial de Lebu, financiadas por fondos gubernamentales. Es un activo defensor del Medio Ambiente. Participa en la puesta al aire del programa radial "Del carbón al Leufú" transmitido por Radio Rigoberto Iglesias Bastidas.

Alfredo O. Torres, narrador y poeta. Licenciado en Literatura, con amplia experiencia en educación popular y talleres de apreciación cinematográfica. Parte de su obra ha sido publicada en varias antologías y medios escritos. En 2008 publicó en Lebu su novela "La memoria mutilada". En la actualidad prepara la publicación de una segunda novela. 

Cabe señalar que hasta el 15 de diciembre habrá plazo para comentar los trabajos publicados en este blog. Con posterioridad a esta fecha, no se considerarán más comentarios y el jurado procederá a cotejarlos con las apreciaciones originadas en las deliberaciones que se desprenden de cada uno de los trabajos.  

FECHA DE PUBLICACIÓN PREVISTA RESULTADOS:
15 DE ENERO 2015


A los autores y autoras que han participado en esta nueva edición de Lebu en pocas palabras, deseamos nuestros más sinceros agradecimientos por participar y confiar en este certamen.

142 MINAS DE EMERGENCIA

"Minas de emergencia" por Neruda



El día que Juan Mackay decidió buscar las minas de carbón de piedra en Lebu, comenzó la travesía del progreso. Los lugareños nunca vieron a un escocés tan terrenal: a un médico no se le podía permitir esos desbordes de locura. 

Los indios de la zona, reacios en principio, vieron en los ojos del extranjero una dosis de confianza. Se acercaron a él, trataron de entenderlo. Fue difícil allanar los obstáculos y digerir la aceptación de una vida nueva. Lo menos complejo fue el ascenso repentino: el desdoblamiento de la modernidad trajo consigo el éxtasis de la prosperidad anunciada.

Incluso la corbeta Esmeralda, en medio del estruendo bélico, se lo agradecería también. La guerra trocaba en gloria, y el esfuerzo concebía el progreso lebulense.


Muchos años después, Mackay dejó la vida en una exploración minera. Una calle de Lebu tomó su nombre y desde entonces se eternizó la memoria de un pueblo emergente.

141 APRENDIENDO A COCINAR

"Aprendiendo a cocinar" por Caníbal




-          ¿Controlaste el fuego? Sí, mamá.
-          ¿Untaste la grasa que te dije?
-          Ya lo hice.
-          ¿Pusiste sal?
-          Sí.
-          ¿Y las especias?
-          También.
-          Te noto distraída.
-          Estoy atenta.
-    ¿Lavaste las verduras?
-          Sí, mamá.
-          Este no es un platillo cualquiera.
-          La otra vez salió la carne muy dura.
-          Dices que no lo has probado.
-          No comí pero sí ayudé a cocinar.
-          Ve a ver si ya empezó a hervir el agua.
-          Ya está hirviendo.
-          Bueno, ya que estén cocidas las verduras metes la carne.
-          ¿Qué más?
-          Nada, me voy adentro a poner la mesa.
-           Iré por el misionero. A mí su color como que me da asco.Dice que viene de un lugar llamado Lebú. Allá ellos, yo no lo voy a probar. ¡Fúchila!

140 PELIGRA UN BICHARRACO EN LEBU

"Peligra un bicharraco en Lebu" por Salsipuedes


Hasta mi barrio llega, desde los bosques del arrabal, un bicharraco de regular tamaño; mucho más grande que las palomas grandes. Yo calculo que sus alas extendidas miden ochenta centímetros. Me embelesa cuando empieza a clarear porque viene en picada hasta casi estrellarse para remontar de nuevo. Me imagino que vive en la copa del árbol más alto y que mi casa es el epicentro de sus andanzas en busca de su comida diaria.

Los habitantes de Lebú tendrán que apresurarse si quieren verlo. Hay que otear el cielo de madrugada, de espaldas al mar, porque a esa hora suena el solitario balazo de alguien que, sin apuros y a razón de un solo disparo por día, espera voltearlo alguna vez. Por eso tiene que apresurarse quien quiera conocerlo ya que tarde o temprano el dillinger le va a acertar y chau bicharraco.

139 PERDIDO EN LEBU

"Perdido en Lebu" por Alexis Pellizari



Desperté, sin saber que suelo pisaba, mi cuerpo está hundido en  el barro, lo último que recuerdo es el carrete de anoche pero no lo que pasó. 

Pude divisar mi auto incrustado en un árbol. Perdido,  sin vehículo,  sólo deseaba  volver. Caminé kilómetros en medio de puro campo, acompañado únicamente de la lluvia empapándome hasta los huesos. De súbito me topé con una cabaña, me acerqué… Una pareja de abuelitos me recibió.

-¿Qué desea joven? ¿Es mochilero?- dijo la abuelita con cierto grado de seguridad.

-No, estoy perdido… no sé cuál es esta ciudad

-¿No sabes? Estás en mi hermoso Lebu, entra chiquillo.


La pareja de ancianos me trató como un hijo esa tarde. Tomando un reconfortante café, me contaron sobre mitos y lugares fabulosos de Lebu. Una ciudad que descubrí por accidente, pero con tanta historia que me había entusiasmado en conocerla más.

138 EL TREN

"El tren" por Cayoluci




Habrá  un  tren  yendo  a  la  muerte  o  que  el  tiempo  puerto  del  destino  que  justifique  de  fantasmas  llevar  valijas  ¨  o  quien  de  estos  las  revele  ¨.  al  menos  la tripulación  en  general  son  ordinarias  mortales  el  hecho de  algunos  viejas  llevan  sus  calzones  almidonados  y  eso si  de  porte  bien  arregladitas ,  algunos  viejos  llevan  de  sus  pertinencias  (..Calzones).  Cosa  de  hombría  los  tratos  del  pueblo  cerradas  de  una  mano  a  otra  -  ahí  a  las  maletas  -  incluirán  la pituca  además  a  casi  recién  ensalivadas.

´El  transcurso  ¡del emético!  es  de  la  diestra  de  árboles  de  sierras  dibujadas  y  la siniestra  de  don  sata , pero  aquí  como  en  todos  los  viejas  la  letanía  a  razón  del tiempo  y  la  duración;  es  tránsito  del  alma  que  está  ahí  el  anhelo  de  llegar  vivo 

quizás  no´

de  Lebu  lleven  en  su  mortalidad .  o  lo  contrario  MUERTE  

137 EL NIÑO y EL PARAÍSO

"El niño y el paraíso" por Cayoluci




…que pesadillas.  de  dormir  no  por  los  tenga  no  lo  aun  acompañan  a  un  soñar.  por  mal  dormir  de  Andresito  en  causa  la media  no  con  resultados  constatan  de  si  ¨´de  que  ver  paraísos  donde  no  los  hay  ir   a  casas´  `donde  ricos  a  adentro  <no  que  triste>  si  de  ventana  al  mundo  mejorado  ¨´de  la  tv  es  cierto  modo  para  ventilar  del  ideal  /alimenticio/  cuando  tomando  su  leche  a  algo  como  te   al  ras  a  esta  idea  leche  más  diluida  ,  a  tras  pie  un  ,de  un  tierno  reclamo  -a  contestación  un  no  se  ameniza  los  problemas  <de  lo  no >  que  tenían  los  ricos  se  convierten  ahora  en  dejarlos  atiborrados  en  pobreza.

-Mama  y  yo  que  no  y  ellos  margarina  ¡somos  ricos!

-Desde  todo  y  de  todo  de  que  no  querían  soltarlos  los  tragos  al  paraíso,  Andrés  de  Lebú  y  el  mundo  hoy  sueña.

136 PESCADO FRITO

"Pescado frito" por Aparicio Mayo



Fue un deleite sublime comer pescado frito en Lebu y admirar por la ventana sus calles nutridas de cemento y sal, adornadas por frondosos árboles que se mecen saludando con gallardía al compás de sus vientos. Aún tengo en la punta de la nariz su aroma … ese exquisito aroma.

Recordar su sabor es atormentador. He recorrido puertos y zonas costeras de esta dispareja geografía, pero la magia de Lebu es imborrable y el delicioso aroma de los frutos del mar me devuelve de sopetón a aquel humilde restaurante, a orillas del mar de los vientos. Ahí donde el agua y la tierra se combinan para dibujar un trozo de paraíso imposible de emular.

Hoy he vuelto a Lebu y aquel modesto restaurante ya no existe. No tendré el sabor de aquel pescado frito, pero los aromas marinos siguen sensibles y cautivadores. Me conformaré con eso para apaciguar el llanto del paladar. 

135 LA PROMESA DEL VIENTO

"La promesa del viento" por Alexis Pellizari



Hace muchos años Luis tuvo un amor, pero no cualquier amor de alguna relación normal y común, sino, un amor que duró su infancia completa, que alegró cada tarde, transformando su monótona soledad de niño tímido en algo especial y bello. Esmeralda se llamaba… como olvidar aquel nombre que en su mente aparecía con luces llamativas cada día y hora de su diario vivir. Luis, tras su separación ha hecho el mismo recorrido tres veces al año durante los últimos veintisiete años, tomando un bus desde Santiago hasta la ciudad de Lebu.

Cuando eran pequeños, Luis y Esmeralda, por problemas de adultos  ella tuvo que mudarse de manera inesperada a donde él jamás supo, en ese instante se hicieron una última promesa… “Nos juntaremos donde el viento nos lleve” Luis supo que a Lebu la llamaban la ciudad del viento y mantuvo la esperanza de que ella seguía pensando como él…

134 DEL RECUERDO AL REGRESO

"Del recuerdo al regreso" por Alexis Pelizari



Como extraño mi tierra… su gente, sus campos,  las playas, sus brisas celestes que refrescaban rostros felices… Hago memoria de las tardes en que andábamos a caballo con mi compadre Janito, galopeábamos días enteros en busca de aventuras, aún tengo en mente la sombra que vimos una vez en la Caverna de Benavides… O cuando rescaté una hermosa mujer que se ahogaba en las aguas de Boca Lebu, mujer con la que tiempo más tarde me casaría jajaja. Debido a motivos laborales tuve que marcharme a Santiago. Las personas de la capital son buena gente, pero viven a un ritmo muy acelerado encuentro yo. Allá se disfrutaba de la calma y se sentía como purificaba el viento mis pulmones.

Ahora que mi señora falleció hace un mes y mis hijos ya están grandes y cumpliendo sus metas personales, no hay motivo para seguir estando aquí, volveré donde pertenezco… ¡Allá voy Lebu!

133 LA BELDAD INCÓMODA

"La beldad incómoda" por Arturo Malinto



La conocí en el extraordinario festival de cine de Lebu, estaba en la boca de la caverna. Entrando yo, sólo tuve que virar un poco la cabeza para verla, ahí, a un costado derecho, sonreía ella como saben hacerlo las diosas, irradiando, no únicamente con los labios sino la mirada, atenta, alegre y abierta, y su cuerpo grácil y juguetón. Estaba sí, yo totalmente embelesado, poniéndole más atención que al ponente que elevaba la voz, molesto, percatado de que medio mundo estaba volcado en la inusitada beldad. En un punto, ya no soportándolo ni un tanto más, se levantó e, irascible a más no poderse, dijo a toda voz: "¡Saquen a esa mujer, que nos está detentando no más a los hombres, sino hasta de unas mujeres, y, por si fuera poco, esplende tan primorosamente que no dejará que las proyecciones se noten con claridad!".

Desafortunadamente, tuvo que ser acatado.         

132 PEQUEÑOS PASITOS

"Pequeños pasitos" por Gema Ugalde



Caminando a mi trabajo me detuve y miré a mi alrededor, vi lo que antes nunca aprecié. 

Sentí mi respiración cuando el perfume del alba caía en la ciudad, vi un cielo enorme siendo mi techo, las hortensias dirigían mi camino y escuché un hermoso río lleno de sonrisas de niños, sembrando en sus pequeños pasitos la libertad de sus sueños.     

Recordé que yo descansaba mi alegría en la mordida de una manzana, y entendí que Lebu es una casa gigante, donde la magia construye un refugio, un lugar donde se nace escuchando las aves y puedes abrazarte de un árbol cada mañana, es suelo dulce que sostiene a sus hijos en un valle de esperanza, más la fortuna de la belleza indómita de sus cimientos, me enseñaron que de madrugada hay que levantarse... porque ayer me dormí siendo un niño y con la nobleza de esta tierra he despertado siendo hombre .      

lunes, 1 de diciembre de 2014

131 EL TESORO DE BENAVIDES

"El tesoro de Benavides" por Donovan Rocester




El año pasado tuve la oportunidad de viajar, acompañando a mi hermano en su participación en el Festival Internacional de Cine de Lebu.

Dentro de las actividades del festival pude conocer a Natasha, una joven actriz. Cruzamos un par de palabras y la química hizo su jugada, nos hicimos muy amigos en unas cuántas horas. Pasé más tiempo con ella que con mi hermano.

Vimos todas las proyecciones juntos y, antes que llegara la de mi hermano, Natasha me tomó de la mano y nos escabullimos dentro de la Caverna de Benavides. Me contó una historia sobre oro escondido y empezamos a besarnos. Ambos de 16, ella tan guapa y yo tan emocionado. Todo eso era nuevo para mí. 

Ella calmó mis nervios con una caricia.

No hallamos el mítico oro escondido, pero en su cuerpo hallé mi tesoro: entré a la caverna como un niño, salí de ella como un hombre.


130 HASTA PRONTO, PUEBLO QUERIDO

"Hasta pronto, pueblo querido" por Libertad Zaid




Me alejaba en el auto, mientras veía como el sol se levantaba en el horizonte, al igual que la nostalgia repentinamente mi interior. Me iba de Lebu, donde he pasado 23 felices años y tal vez para siempre, soñando con conocer al mundo que había afuera, pero ¿Cómo descubrir al mundo si yo ya amo esta tierra?, ¿Cómo poder vivir sin sus playas blancas acariciadas por las olas, lejos del rio que lo bordea, alejado de su cueva llena de misterios y sin su par de cañones históricos; acaso podre dejar la capital de la reineta?
Mi querida Lebu, te dejare aquí junto a las personas que más amo en la vida, pero no importa los kilómetros de distancia que nos separen, ya que de mi corazón tú nunca te moverás y siento que el que amo a su tierra, siempre vuelve a ella.

Se despide de ti con cariño, una lebulense.


129 LOS TESOROS DE LA CAVERNA BENAVIDES

"Los tesoros de la Caverna Benavides" por Micho



El fuerte viento que azota las formaciones rocosas de la playa Millaneco, no impiden a Vicente, que con paso viril y sigiloso va al encuentro de su nuevo y preciado botín, botín conquistado tras una vil y clandestina campaña. Ya dentro de la caverna, el oro de los brillantes cabellos y la plata del bello rostro de doña Teresa, distinguida dama de Lebu, deslumbran al intrépido amante. Abierto el cofre, Vicente estaba presto a tomar y gozarse del más preciado tesoro de aquella amancebada mujer, cuando don Joaquín, encubierto por el silbido del viento y el golpeo de las olas, descubre a la pareja in fraganti. El traicionado marido con escopeta en mano impide que le hurten lo suyo. Vicente sale huyendo como el más infame montonero y escabulléndose por los túneles, salva nuevamente ileso de sus correrías falderas.

128 MELANCO

"Melanco" por Popovich





Lebu le traía muchos recuerdos, allí perdió su primer diente de leche en una tarde de verano, cabe decir que no fue de forma natural sino de un sonoro balonazo que su hermano le propinó en plena cara, tenía sólo 4 años y sin embargo lo recuerda como si fuera ayer.

También las tranquilas tardes en las que iban a pasear con su padre junto a la orilla del mar, Lebu era sinónimo de vacaciones, placer y relax… no había sitio para la tristeza allí y quizá por eso su recuerdo le inspiraba tanta melancolía, como si al volver a aquel lugar fueran a regresar todas las personas que alguna vez había querido.

¿Quedaría allí esa algo de esa parte de su vida?, se preguntaba a si mismo mientras miraba como cambiaba el paisaje desde la ventanilla del autobús que le llevaría de regreso al que un día fue su hogar.

127 LEBU EN UNA NOCHE

"Lebu en una noche" por Popovich




Viajar a Lebu siempre era una buena excusa para desconectar del ajetreo de Santiago de Chile, había dejado allí una buena pila de libros que todavía tenía que leer.


Aquella vida de escritor a la que había dedicado toda su vida ahora sin embargo le parecía ajena, no era la suya esa manera de invertir el tiempo, quería disfrutar de la naturaleza, perder un poco la cabeza tomando cócteles y bailando con las mujeres de la zona, y lo hizo, vaya que si lo hizo… su primera noche en la costa y ya había gastado la mayoría de su dinero, solo al despertarse junto a una preciosa morena se dio cuenta de que todo aquello había merecido la pena.

126 MENSAJE INESPERADO

"Mensaje inesperado" por Popovich



Estar allí en la playa después de haber vivido aquel infierno le parecía algo digno de la mejor de las fantasías. La playa de Millaneco, en Lebu (Chile) estaba casi vacía, con la excepción de un par de bañistas que, como él, habían decidido pegarse un buen madrugón para contemplar la salida del sol al amanecer.

Apenas podían vislumbrarse los primeros rayos del astro rey cuando las olas depositaron sobre la orilla una botella de cristal con un mensaje en su interior, parecía sacado de un filme de náufragos pero el caso es que decidió meterse en el papel y sacó con cuidado el pergamino enrollado, enseguida pudo reconocer la letra, era de ella.


No estaba seguro de si era una maga o una bruja, pero le pedía perdón y en el fondo él deseaba complacerla, y así, el rencor perdió la batalla que llevaba librando desde hace días en su corazón.

125 EL CAMINO DE LEBU

"El camino de Lebu" por Herdagrio




Cuando caminaba por el camino de Lebu; sintió una presión en su pecho. Rosita le temía a los rayos y truenos, y estos no dejaban de sonar bajo el fuerte aguacero. A media marcha, una descomunal roca envuelta en lodo bloqueaba el camino: en eso Rosita se detiene; intentando esquivar el bloqueo por un borde del sendero. Un hombre vestido de camisa roja, botas negras, y barbudo, le impide el paso con su mano:

-Señorita es mejor que vuelva mañana cuando la vía esté despejada.

Al día siguiente Rosita vuelve para cruzar el camino de Lebu, y observa a un sujeto acostado con una sábana blanca en su pecho, y su camisa roja mojada por el torrencial aguacero. 

124 CASA DEL ÁRBOL

"Casa del árbol" por Broke Lovett



Y por última vez observo el lugar donde todo comenzó como una historia inocente de amor, sin embargo terminó como algo más que eso.

El tiempo pasa pero tus recuerdos se mantienen intactos ahí, volviendo más grandes mis ganas de que me de
amnesia, no obstante te aseguro que ni eso podría borrar de mi mente aquella obra de teatro en donde éramos los protagonistas y el telón nunca caiga. La tragedia y la comedia se la dejábamos a los griegos, mientras vivíamos una historia que parecía interminable, pero fuimos ciegos ante la realidad.

Te veo sonreír, pensando y cuestionándome si alguna vez fuiste feliz junto a mí. Mientras estás con ella, me sumerjo entre medio de mis palabras. Tratando de matar el tiempo que alguna vez tú ocupaste.

Y hoy, escapo lejos de ti.

Lejos de la casa del árbol, y lejos de Lebu.








123 VACACIONES

"Vacaciones" por Ulises Rivera



Poly: Hola

Anto23: Hola ¿de dónde eres?

Poly: Lebu y tú

Anto23: Yo soy de Valparaíso. Lebu está en el sur ¿cierto?

Poly: Si, queda cerca de Concepción y Los Ángeles ¿ubicas?

Anto23: No mucho. Conozco sólo hasta Chillán. Estoy programando mis vacaciones.   Cuéntame ¿cómo es Lebu?

Poly: Es una ciudad muy tranquila y hermosa. Hay varios lugares donde ir y conocer.

Anto23: Que bien ¿hay playas?

Poly: Si, varias y son increíbles: arenas blancas, surf y mucha gente agradable. Hay un parque eólico fantástico. También está la Isla Mocha. Tiene faros, lobos marinos, bosques y pescadores. No puedes perdértela.

Anto23: Qué entretenido. Y el hospedaje ¿es muy caro? ¿Qué tal las comidas?

Poly: No es caro. Hay lugares para todos los gustos. Si vienes me contactas y te doy algunos datos.      

Anto23: Fantástico. Haré planes y te hablo. 

Poly: Genial. Te espero.

Anto23: Muchas gracias.



122 AMOR DE CIRCO

"Amor de circo" por Ulises Rivera



Nicole Star termina su acto de trapecio en las alturas. El público aplaude de pie y emocionada recibe la gloria popular.

Mr. Campanella interrumpe los aplausos, presenta a Windows el payaso. Entre brincos y tropiezos hace su entrada llevando un ramo de flores en sus manos.

Quitándose su peluca y nariz roja, dice:

-Allá en las alturas, amada Nicole, te veo volar como un ángel. Acá este humilde payaso despojado de sus caretas se presenta ante ti como aquel muchacho que conociste hace seis años en la hermosa ciudad de Lebu. Lugar que vio nacer nuestro amor y que arrancó de sus entrañas a su hija y la instó a seguir la vida de payasadas, viajes y espectáculos de este sencillo bufón. Por eso, yo Eduardo, te declaro mi amor eterno y te pido que te cases conmigo. Te amo.

-Si -responde Nicole y la carpa se desborda.













121 LA BÚSQUEDA DEL TESORO

"La búsqueda del tesoro" por Pater




Un día cualquiera, un hombre casi gris, sentado en un escaño próximo a los cañones Marte y Rayo, contempla Lebu desde su plaza de armas.

Escasa media hora antes arribó al mentado Lebu en un ruinoso sedán, que a la postre, permanece estacionado al poniente del apacible pulmón verde. Frente a él, dos mujeres de la tierra reciben, entre cerrando los ojos, las caricias de los rayos solares. En tanto sus pechos y frentes argentinas anidan inquietas un millar de cigarras blancas.

Triscadores infantes alimentan con migajas de pan una tribu de gordas palomas.

La arboleda cobija unos zafios, pardos gorriones que con ojo avizor, no pierden detalles del quehacer citadino.

Una vieja paloma aleja al resto de una edulcorada migaja. Es tal su afán de protección que no percibe el vuelo fugaz, el hurto sutil del preciado tesoro, por un pardo y zafio vagabundo celestial, muy cerca del hombre casi gris.





120 LA CUEVA BENAVIDES

"La cueva Benavides" por Libertad Zaid




Pedro estaba perdido, él lo sabía. No tenía conocimiento de hace cuánto tiempo estaba su linterna descargada, al igual que no podía decir el tiempo transcurrido en aquella noche eterna y lo que más le aterraba era no saber si saldría de ésta. Ahora él estaba arrepentido ¿Por qué no fue con sus amigos a la playa de Lebu? Pero claro, su imprudencia y curiosidad lo llevó a alejarse de la galería central e ir en busca de una leyenda de riquezas que se encontraba supuestamente en aquella cueva, ¡Ay! ¡qué tonto había sido al escuchar los cuentos de la dueña del hostal!

Cuando estuvo a punto de desfallecer por la sed, escuchó unas voces, junto el destello de unas luces, ¿serían unos ángeles? No, eran sus amigos. El júbilo llegó por el encuentro, entonces vio una cosa brillante en el suelo, una moneda de oro. ¿Estaría el tesoro de Benavides cerca?










119 ORH+

"ORH+" por Niño Poético y Gris



Aunque su cuerpo estaba sucio y con cierto olor añoso de perfume barato, me gustó, me gustó tanto que no fue hasta muy entrada la mañana que la dejé. Me entristeció el momento y lo recuerdo aún con devoción: aquella noche fría y solitaria, las luces del alumbrado público parpadeante para no ser testigo de la escena, los escasos transeúntes saliendo de la biblioteca de Lebu, excitados señalando el amatorio o será mejor decir hema-torio, repito me gustó y ni siquiera después de cien años en el banco he podido apreciar tan deleitable elixir; lástima que el alba irrumpió para acelerar mi almuerzo. 



118 RECUERDOS DE LEBU

"Recuerdos de Lebu" por Vonche



La abuela Rita sabía mariscar entre el roquedal y se perdía ante la mirada del grupo que cuidaba las pertenencias.

En los pozones o lagunillas que deja la marea, entibiadas por los ardientes rayos del sol, los nietos jugueteaban y se sentaban en el agua provocando el chivateo y griterío, que hacía que la madre y la abuela levantaran cabeza, observando atentas el desenlace de la algarabía. Después, de un largo rato, cansados, se fueron a la arena caliente a descansar y tiritando se envolvieron en toallas.

Regresaron las mariscadoras con sus pilguas de caracoles, machas, chapes y hultes.  

El sol caía y doraba los contornos de cada silueta a trasluz. Pronto subiría la marea, por lo que, se vistieron y tomaron sus cosas para el regreso.

Con los regalos del mar los niños cantaban, en hilera india subiendo lentamente, cuesta arriba, por Boca Ripley, llevando a Lebu en su corazón 







117 LEBU SIGUE ESPERANDO

"Lebu sigue esperando" por Vonche



Ahí está esperando con sus cerros, sus playas, su encanto... y cuevas, Boca Ripley, Boca Lebu con sus trenes que el tiempo silenció.

El puente sobre el río, une a los vivos con los muertos, pues el cementerio, también se hace notar.

Las vegas se poblaron y la estación quedó dormida. El viajero usa buses por nueva carretera.

Los pescadores muestran los regalos del mar. Mar que cautiva con su oleaje y colorido en las puestas de sol.

Desde el mirador y cerro de la Cruz, el viento castiga, al querer atrapar el atardecer panorámico y juguetea la brisa haciendo remolinos, ayudando a juntar a los enamorados.

Las escalerillas, por vericuetos del Cerro Camarón, obligan a bajar la vista al descender hacia la calle principal.

Su gente empeñosa y sus mineros del carbón tienen su propia historia, destacando la forjada ciudad porteña.

Nací en Lebu, "Soy de Lebu, Tierra de mi corazón". 
















domingo, 30 de noviembre de 2014

116 DÉJÀ VU

"Déjà vu" por Biblipola




-Marianita, pareces un "Déjà vu", cada vez que te veo tienes uno o dos libros contigo.

-Casi que tienes razón, Rafa. Pero no se trata de un "Déjà vu", en realidad es un de Lebu. 







115 EL POLVO DE LA MUERTE

"El polvo de la muerte" por Centeiya




El carbón era el motor de Lebu en esos tiempos, pero el trabajo y el dinero no distinguían edad. Es por eso que el pequeño lebuense estaba muy cansado y con mucho sueño. Su padre había fallecido en un derrumbe y su madre trabajaba vendiendo las pocas verduras que daban su humilde huerto, pero como la plata no alcanzaba él tuvo que trabajar en la mina.Todos los días traía pedazos de pan que robaba a sus compañeros, pero él traía algo más escondido, algo que sólo sus pulmones sabían. Un día los hombres descubrieron al pequeño ratón y le dieron feroz paliza. No sentía el dolor, lo que le preocupaba era la comida que no llevaría ese día a su hogar, eso fue lo último que pensó, porque empezó a toser sangre con polvo negro, ese polvo que volvía loco a los hombres.






114 PENSÉ QUE ERA POBRE

"Pensé que era pobre" por Centeiya



La pobreza había llegado a nuestro hogar y no pude arrancarla nunca más. La empresa de carbón, en la cual trabajaba quebró. Así que el hambre inundó con su miseria nuestra mesa. Era tanta el hambre que ya no podíamos sentirla y mis músculos ni siquiera podían sostenerte. A pesar de toda la tristeza y amargura no sentía odio contra mi querido Lebu. ¡Esta es mi tierra!, la rabia que sentía era conmigo mismo.¡Fui yo el bastardo!, que dejó en un momento tan crítico para buscar un tesoro que quizás ni siquiera existe. Al borde de otro desmayo me dirigí a la caverna Benavides, estaba tan cansado que resbalé y mis piernas se durmieron para siempre. Tenía tanta confianza que encontraría el tesoro y ahora palpando la muerte supe que no hay riqueza más hermosa que morir al lado de tu esposa.

CIERRE DE CONVOCATORIA


Ayer sábado, a las 23:59, hora de Chile continental, se efectuó el cierre de recepción de trabajos del III Concurso de Microcuentos Lebu en pocas Palabras. En un conteo preliminar, se recibieron 145 trabajos, cifra que será confirmada mañana, ya que hemos detectado que los dos correos habilitados para la recepción de propuestas no coinciden el número de entradas, situación que estamos verificando. Asimismo, cumplimos con informar que, lamentablemente, desde hace unos días estamos experimentado problemas con el servidor de internet, lo cual ha imposibilitado publicar los trabajos en forma inmediata y dar respuesta a los correos que nos han llegado solicitando información al respecto.

A los autores y autoras cuyos trabajos aún no aparecen incorporados al blog, rogamos su comprensión y paciencia por este inconveniente que escapa de nuestras manos. 

Esperamos, este martes 2 de diciembre completar la publicación de los trabajos pendientes, junto con dar a conocer la nómina del jurado. 




113 SOLEDAD

"Soledad" por Tito Alba



El ermitaño observó con atención el coche volcado en el camino. Anochecía. Vestía unos raídos jeans, botas vaqueras de color barro y un largo abrigo negro. Cogió una lámpara y descendió desde su guarida. Sólo escuchó los quejidos de una adolescente tendida al costado. Los otros ocupantes, muertos.

Le tomó el pulso y la cubrió con su abrigo. Suave y rítmicamente aplicó masajes en su pecho. No tenía mucho tiempo...

Cuando la sirena de la ambulancia rompió la quietud de la noche de Lebu, recogió los espejos laterales y se alejó como una sombra entre los roqueríos, mientras en su cerebro apagado martillaban las notas de uno de sus mayores éxitos: "Are you lonesome tonight?"








112 LOS CABALLEROS NO TIENEN MEMORIA

"Los caballeros no tienen memoria" por Tristón



LOS CABALLEROS NO TIENEN MEMORIA. Lo repetía casi con jactancia cuando le preguntaban acerca de sus incursiones amorosas. La donjuanesca consigna la consideraba como la llave de su poder de seducción. Jamás entregaría detalles de sus aventuras amorosas, convencido que aquello representaba un verdadero gesto de hombría. Y no sólo en Lebu se hizo famoso por aquella frase que repetía casi como una consigna, sino prácticamente en toda la región. Sin embargo, por aquellas paradojas de la vida, terminó sus días enfermo de Alzheimer. 




111 SIGLO XXII

"Siglo XXII" por César Borgia



Ve el anuncio “El hombre del futuro”, y la promesa de un  lugar donde  los sueños son un derecho al alcance de la mano. Le parece fantástico. Luego piensa “la gente corre, se atropella, no se respeta; como si fuéramos parte de un planeta desierto e irreconocible”. Ve la multitud de vehículos, los individuos movilizándose en  hordas, todos conectados, tecnificados, y vuelve a pensar: “hablar  no siempre es comunicarse”. En los rostros de aquellos que pasan  por su costado reconoce esa mirada, la sensación, esa manzana que en el cajón se está pudriendo y entiende entre carteles  y propaganda, que su lugar no es ese. Se acuerda de su padre: “El futuro esta donde construyes el amor y echas  raíces”, y con esta  premisa en mente, decide, deja la espera y sale de aquel edificio repleto de burocracia. Mientras camina, se va pensando: “No más, me regreso a Lebu”.

110 ENCUENTRO EN LEBU

"Encuentro en Lebu" por Carmen




Nos conocimos el 1 de enero de 2009. El hechizo que nos envolvió fue el empuje para poner fin a nuestros respectivos matrimonios: el de Eloísa transitaba los 10 años sin hijos. Yo arrastraba una sociedad formal que llevaba 5 años sin compartir nada.

De ahí en más entre encuentros furtivos y planes racionales para no lastimar a nuestros cónyuges, conseguimos primero la separación y luego decidimos irnos del país mientras esperábamos la sentencia de los divorcios. ¿A dónde?

-A Lebu -propuse-. ¿Acaso no vive allí tu prima Luz?

Eloísa estuvo de acuerdo, habló con Luz quien le aseguró casa hasta que encontráramos la propia. Eloísa partió, y yo quedé en Buenos Aires a la espera de unos cobros. Nuestras vidas parecían encaminarse hacia un destino compartido... pero... en 2010, el terrible terremoto fagocitó a Eloísa y su prima.

Yo y mi tristeza fuimos a Lebu y ahí permanecimos.



109 NACE EL RÍO

"Nace el río" por Frans Gris




Arriba Rûpû Apew, (la Vía Láctea)... sobre las redondas copas de los pinos... Melipal, (la Cruz del Sur).

Contra el verde azulado del cielo germina, arrebatando centelleos de cobre recién fundido a los hielos, el agua.

Algún cóndor, muy alto. Bandurrias en viaje al sur. Los secretos guac guac de zorros.

Allí nace el río, entre rocas y los hielos eternos.

El agua, contra las piedras, arrulla... colibríes susurrando, alguna mariposa errática y laxa. El vuelo, cortante y vertiginoso, de las libélulas. El fulgor de un pez.

Entre las ramas caídas, las entidades del boscaje motean de ruidos, el silencio. En el borde del agua hay rumor de brisas.

Ya es el río, ya es el Leuvu.

Un puente, poblados, puerto y noche.

Y baja hacia el sol poniente como Lebu, el río enamorado de la mar.

El agua lunada, parece una perla fría.

De mañana el río será mar.








108 REGRESO

"Regreso" por Frans Gris



Voy de vuelta a mi casa que escondida en el bosque verdinegro de lluvias, se refleja por la noche en las aguas negras del río, mi río Lebu. De niño, allí recogí, desde las tejuelas la música del viento.

Escapo de la ciudad, esa leonera sucia, fétida y oscura. Y de sus noches: peligrosas, amenazantes, solitarias a pesar de los amigos, del tabaco, los blues y el ron.

Menos soporté las playas del norte con sus aires húmedos y mal olientes, que se adhieren a la piel. Y esos cuerpos tendidos en la arena: verdaderos cadáveres a la espera del patólogo o lobos marinos en celo bramando sandeces.

Voy al sur, por la noche de enero de cara al viento.

Hacia Lebu, sobre mi vieja moto latiendo sobre la carretera. Somos un largo bramido despertando las ventanas de mi viejo pueblo, tendido a orillas del río luminoso.







107 OLOR A CANELA

"Olor a canela" por Sílfides Arienes



El cielo se abre esparciendo luz sobre la tierra, los espíritus danzan en el claro que les ceden los canelos en el bosque para sus fiestas.

Con sus cantos y bailes ellos cuentan como Antu y Kuyén gobernantes del día y la noche, envían a la más bella de sus hijas al lado del hombre para crear la vida, en el árido planeta.

Como Lebu, el espíritu del río, abre su canto para liberar a las serpientes de agua y tierra, para calmar el hambre y la sed del hombre que llega.

Pero en su canto hay también una advertencia, para aquel humano que no respete a la naturaleza: las aguas subirán, la tierra temblará y se abrirá, el viento enloquecerá y la vida buena y mala se limpiará.

El viento llevará olor a canela, a las almas de aquellas personas buenas, que a otros cuenten y adviertan con esta leyenda




106 PARAÍSO TERRENAL

"Paraíso terrenal" por Alonso Barbosa



Y Lebu tenía la respuesta a qué se ama cuando se ama.





105 CARBÓN

"Carbón" por Alonso Barbosa




Hoy, en Lebu, las minas de carbón son sólo un museo.

104 NGILL CHENMAYWE, EL DESTINO

"Ngill chenmaywe, El destino" por Sílfides Arienne




Por fin mi esposo y yo llegamos a nuestro destino, yo acababa de jubilarme después de cuatro décadas prestando mis servicios legales. Juntos decidimos conocer los atractivos turísticos que América brindaba.

Llegamos a unas cabañas en la provincia de Arauco, y sin desempacar, nos acostamos en la cama, como de costumbre tomados de las manos. A las tres de la mañana algo afuera me despertó. Salí a ver que sucedía.

Allí se encontraba una mujer de pañuelo celeste sobre su cabeza y flores rojas en sus manos. Puso en las mías un puñado de piedritas turquesas y me gritaba una frase que no entendía: 

-Leufu, Lebu, trempulcagüe, ¿qué? no le entiendo -le dije.

-"Ngill chenmaywe" -me repetía mientras señalaba el mar.

-¿Qué significa? -en eso observé cuatro ballenas en la playa-. ¿Están varadas? ¡Voy por ayuda! -me giré, y vi mi cuerpo junto al de mi esposo, aún tomados de las manos.







103 EL ENCUENTRO

"El encuentro" por Sílfides Ariene



El Sol se pierde en el horizonte ahogado en las aguas del mar. De la misma manera se ahoga mi creatividad en espera de las musas que me ayuden a crear.

Comienzo a escudriñar mis nostalgias, buscando versos que hablen de amor, o poemas teñidos de dolor. Pero no llegan las palabras. ¡Creo que el poeta agoniza!

El cielo ya oscureció, y las olas ocultan con su manto más y más arena. La brisa fresca de las montañas bajan y alejan el calor de la playa. Pero aún no llegan las ninfas.

Camino a la cabaña, con intensión de saciar necesidades corporales. ¡Y lo miro! Las luces de Lebu brillan como estrellas, y mi memoria cita a Gonzalo Rojas.

Abro mi libreta, y entre canto de hadas comienzo a retratar con pinceladas nuevas y frescas, utilizando por matices el más puro léxico del alma, retrato uno de los más bellos paraísos chilenos.

102 LA FIRMA DEL TIEMPO

"La firma del tiempo" por Florian Dimov



Hubo un acuerdo tácito. Casi un hechizo lanzado al viento en el momento en el que ella una vez juró que la vida no le pasaría de largo. En algún otro tiempo, o quizás aquel mismo día, él se prometió dejarse amar desde la raíz. En ese instante ambas promesas viajaron entre el tiempo y el espacio, llegaron a Lebú y se unieron en una danza de luz y color... una receta magistral. 

101 MABEL

"Mabel" por Florian Dimov



Como un eco vio escrito su nombre en todos los rincones de Lebú por los que habían paseado juntos. Un 9 de corazones esperaba solitario apoyado contra el cordón de la vereda, hasta volverse un diez. En las patentes de los autos se leían mensajes encriptados, palabras que aún nadie se atrevía a acuñar. Los ojos desatentos se perdían de estos detalles que plagaban la ciudad de cuentos enamorados. 

100 TENDIDA

"Tendida" por Florian Dimov



Esperaba, como la arena, la visita de la ola. Reflejaba el sol, como cuando el mar se va. No sabía si era maremoto o espuma. Entonces se quedó tendida en las playas de Lebú, aguardando la caricia del mar. 

099 UN CUENTO

"Un cuento" por Frans Gris



Doña Pancha, dio una largada chupada a la bombilla, que carraspeó. A golpes de uña vació de tabaco la colilla del cigarro; el papel mojado en saliva, y pegado bajo el ojo izquierdo, sería su conjuro contra el mal de aire.

Arrebujada en la mantilla de lana, y cubriéndose la boca, se enfrento al viento y a la luna, que la envolvieron.

Tres días de temporal y la lancha que no volvía.

Con la pasividad trágica de quienes se enfrentan cada día a la desgracia, oteó largamente las olas blancas que se revolcaban en la playa enlunada.

Luego vino la espera y un desgranar de rosarios.

Una larga ola depositó sobre las arenas revueltas, a sus pies, enredada en algas muertas y basuras, un pedazo de tabla verde botella, en donde apenas logró leer: 

"Panchita Iª" 

En letras blancas y en rojo, más pequeño, 

134- LEBU-CHILE